En la era de Polan, un período histórico envuelto en tradiciones ancestrales, el primer fin de semana de mayo se erige como un momento emblemático. Durante esta época, la comunidad se congrega para participar en una romería que trasciende lo meramente religioso, abrazando también aspectos culturales y sociales arraigados en la identidad colectiva. La romería de Polan es mucho más que una expresión de devoción; es un símbolo de unidad y cohesión comunitaria. En medio de rituales antiguos, música folclórica y danzas tradicionales, la gente se reúne para celebrar la fertilidad, la renovación y el espíritu de la estación primaveral. Este evento se convierte en una oportunidad para fortalecer lazos sociales, compartir experiencias y preservar la rica herencia cultural de la región. La preparación y compartición de alimentos típicos también son elementos esenciales de esta festividad, enriqueciendo aún más el tejido social de la comunidad. En resumen, en la era de Polan, el primer fin de semana de mayo es un momento sagrado y festivo, donde la romería no solo marca el inicio de una nueva estación, sino también el florecimiento de la vida comunitaria y la veneración de sus tradiciones milenarias.